El sueño del celta


Autor: Mario Vargas Llosa  

Género:  Novela histórica

Número de páginas: 451

Editorial: Alfaguara

Publicación: noviembre de 2010

ISBN: 978-958-785-030-3

Calificación: 5/5

RESEÑA


En esta obra maestra de Vargas Llosa se narra, en tercera persona, la historia de un personaje muy controversial del Imperio Británico: el diplomático irlandés Roger Casement. Nacido en Irlanda, criado por un padre imperialista dentro de la religión anglicana, hijo menor de cuatro, huérfano de madre a temprana edad y con un espíritu aventurero, nuestro protagonista se encuentra ahora en su diminuta celda en Pentonville Prison en Inglaterra, esperando el veredicto final que determinará si será sometido a morir en la orca o a pasar el resto de sus días tumbado en su camastro. Ahora tiene todo el tiempo del mundo a su disposición y lo utiliza para dar un recorrido por las memorias de su vida, sus aventuras, sus errores; lo que lo lleva a arrepentirse, darse cuenta de qué hizo mal y qué hubiese podido hacer para evitar el destino que él mismo se forjó.

Su aventura comienza a los veinte años, cuando decide irse al Congo africano junto con su ídolo y héroe, el explorador Henry Morton Stanley, con el fuerte ideal de que los europeos mediante el comercio y las instituciones sociales estaba salvando a los indígenas africanos del salvajismo y la ignorancia, introduciéndolos al mundo civilizado y las buenas costumbres cristianas.

Mientras  más tiempo pasaba en aquel exótico nuevo mundo, Roger se daba cuenta de que todas palabras disfrazadas de buenas intenciones eran en realidad, en la mayoría de ocasiones, vanas excusas y pretextos para no admitir en voz alta frente al resto del mundo lo que la creación del Estado Independiente del Congo significaba: la colonización, maltrato y esclavización de las tribus africanas para robarles sus riquezas y recursos naturales (como el caucho) y llenarse los bolsillos de dinero cubierto de sangre.

Todo pasó tan rápido que los pobres indígenas ni tiempo tuvieron de defenderse, porque, en un parpadeo, blancos de todas partes de Europa estaban apuntándoles con armas de fuego y látigos mientras les mostraban la Biblia y les hacían firmar contratos en lenguas que no comprendían y que ni los mismos colonos entendían qué querían decir. Al final del día, las comunidades negras se vieron sometidas y obligadas a abandonar sus costumbres y tradiciones, para aprender a rezar y trabajar sin descanso sin ningún pago o remuneración, solamente para evitar los tormentosos azotes y las violaciones de sus niños y mujeres.

Casement perteneció al diminuto grupo de invasores europeos que no se dejó cegar por la ambición y natural maldad del ser humano, y se detuvo a observar lo que a su alrededor ocurría. Al darse cuenta de la oscura realidad de la que él era partícipe e igualmente culpable, hizo parte del grupo, aún más minúsculo, de quienes hicieron algo al respecto para mejorar de algún modo la situación. Así que, junto con su cámara fotográfica, papel y pluma, registró lo que pudo y volvió a Europa, para mostrar a Leopoldo II, el rey de los belgas, y a sus superiores lo que estaba pasando en el África de la que tan orgullosos se sentían.

Y es ahí cuando Roger Casement es escogido por el Foreing Office, el departamento de gobierno del Reino Unido, para viajar nuevamente al Congo, esta vez no con el propósito de supervisar la construcción de un barco de comercio, sino como cónsul de Gran Bretaña, para encargarse de reportar todo maltrato, injustica o explotación hacia los hombres, mujeres y niños negros. Su principal tarea era viajar por todo el territorio congolés, agrupar evidencia de las atrocidades allí cometidas por medio de entrevistas y fotografías, y así poder sancionar a los culpables en Europa.

A pesar de que su salud se vio afectada la mayor parte del viaje, Casement, después de varios meses, pudo completar el Informe y llevarlo a Inglaterra, el cual fue todo un éxito. Gente de todas clases sociales pudo leerlo, y todos quedaron igualmente impresionados e indignados al conocer lo que realmente significaba la colonización.

De igual forma, la vida de Roger Casement quedó marcada. Fue reconocido en Londres por su altruismo y desprendida entrega al momento de defender los derechos de las tribus africanas. De inmediato se convirtió en un personaje popular en Inglaterra. Sin embargo, para él todo eso iba más allá de la fama. Al ser testigo del sometimiento del pueblo africano, él lo asociaba con la opresión y colonización por la cual Irlanda también había pasado todos esos años; cómo a ellos también les obligaron a renunciar a su religión, su lengua y sus costumbres celtas.

Cansado física y mentalmente, Roger se va a Irlanda, a redescubrir sus orígenes, su cultura, a aprender la lengua; a volver a las tradiciones celtas, al catolicismo al que tanto estuvo atado indirectamente por medio de su madre, secretamente católica. Asimismo, va conociendo su propia sexualidad, viviéndola y experimentándola.


Por segunda vez nuestro protagonista es llamado a combatir la maldad humana. En esta ocasión se le pide que viaje al Putumayo, donde curiosamente se vive una situación sorprendentemente similar a la del Congo. Siendo este viaje diez veces más retador por su complejo estado de salud Casement pasa en el Amazonas peruano varios meses en los que, una vez más, fue testigo de como la avaricia acaba con el corazón del hombre.

Ahora bien, se preguntarán entonces, ¿cómo este personaje tan desprendido de sí mismo terminó en una celda esperando un veredicto de vida o muerte, condenado por el mismo Imperio que tantas veces lo exaltó?

Después de la conmoción que representó el viaje al Amazonas, Roger se decide de una vez por todas a pelear y defender una causa propia. Clandestinamente comienza a trabajar con organizaciones independentistas irlandesas para planear la liberación de su pueblo. En esta tercera aventura Casement se enfrenta a problemas políticos y también personales. Su pasión por su país alcanza a rayar el radicalismo y, como consecuencia, pierde más que una guerra: pierde amigos, familia y libertad. A causa de malentendidos, poca sabiduría, acciones demasiado extremistas y entre otras cosas, un lunes de Pascua en Irlanda, Roger, tratando de enmendar su propio error, es capturado por los británicos mientras sus compatriotas mueren fusilados en plena batalla.

Ahora, el dilema que lo atormenta cada día en su pequeña celda es ¿fue todo eso su culpa?, ¿pudo haber evitado tal fracaso y salvado las vidas de sus amigos?, ¿sus ideales nacionalistas le nublaron la razón?

Lean el libro y juzguen por ustedes mismos, acompañen a Roger Casement a sus aventuras por la selva, a descubrir su espiritualidad y entender sexualidad, para, al final, morir como un héroe humanitario, pero ser recordado en la historia como un traidor, pervertido e inmoral.


OPINIÓN PERSONAL


Al principio este libro fue de esos que no me enganchaban, así que lo dejé sin siquiera llegar a la mitad. Un año después le di una segunda oportunidad, y en esa ocasión no pude despegar los ojos de las páginas.

Esta obra literaria me produjo todo tipo de sensaciones, pero tengo que admitir que el enojo y la indignación predominaron. Vargas Llosa narra detalladamente cómo las comunidades colonizadas fueron maltratadas físicamente, eso me dejó impresionada. También, el saber que seres humanos como cualquier o otro fueron capaces de hacerlo me impactó aún más, cómo la adictiva maldad y avaricia son un veneno que siempre como humanidad va a estar entre nosotros.

La razón por la que le di cinco estrellas a esta novela es por la forma en la que se desenvuelve la historia, al finalizar un capítulo uno quiere leer más y más; a pesar de las atrocidades que se relatan las aventuras de Casement son muy interesantes, pero es más interesante aun saber que fueron ciertas, que esta vez no hay finales felices, que al fin y al cabo la maldad en la vida real casi siempre gana.

Recomiendo este libro porque, además de entretener y enganchar, enseña, abre los ojos y el corazón a lo que significa ser humanos. Con este libro aprendí no solo sobre historia y cultura, aprendí que, como humanidad, definitivamente nos la pasamos repitiendo historias; nos acostumbramos a ignorar lo que a nuestro alrededor pasa y seguimos como si nada. Sin embargo, asimismo aprendí que, aunque suene cliché, los valientes sí existen, a pesar de que sean olvidados son ellos quienes, con las uñas, cambian el rumbo de la historia.

Para concluir, quiero agregar que el trabajo que Mario Vargas Llosa hizo con este libro se merece más que unas felicitaciones. Desenterrar, redescubrir y desempolvar la historia de este personaje no debió haber sido fácil; contar con tanto detalle (aunque hay que aclarar que no todo es cierto, él mismo lo dice) lo que el protagonista penó y sufrió, exponer una verdad por tantos años oculta y revivir a este héroe (porque él sí fue un héroe, no como los que nos presentan en la escuela) no lo hace cualquiera.

Espero que a ustedes lo disfruten (y lo sufran) tanto como yo

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